Tipos de espejos


Los tipos de espejos son instrumentos de varias clases, compuestos por una lámina de cristal que, al estar recubierta por algún metal en estado líquido, ya sea mercurio, azogue, plata o aluminio, refleja aquellos elementos que se encuentren delante de él. La imagen que transmiten es virtual puesto que la luz que rebota sobre la superficie del espejo sale con un ángulo que es exactamente el mismo que aquel que llegó. De acuerdo a los especialistas, los griegos, egipcios, así como también romanos y etruscos utilizaban espejos en la antigüedad, como objeto de tocador. Con el paso del tiempo, estos instrumentos fueron adquiriendo nuevos usos.

Tomando en cuenta sus formas, se pueden identificar los siguientes tipos de espejos:

Planos: estos son los que se utilizan con más frecuencia puesto que la imagen que transmiten no se encuentra para nada distorsionada. Estos instrumentos se caracterizan por contar con una superficie sumamente lisa y pulida. Esto permite que la luz que reflejan tenga una intensidad cercana al 100 por ciento, gracias a su capacidad de reflejo sumamente elevada.

Las imágenes que reflejan estos instrumentos se caracterizan por transmitir la sensación de que el objeto reflejado se ubica por detrás de la superficie. Un dato a tener en cuenta es que la imagen que ve la persona no se encuentra en la superficie del instrumento, sino que se produce en la retina del ojo, gracias a los rayos de luz que el ojo logra captar. Es por esto que se dice que las imágenes de los espejos son virtuales. Además, estas se caracterizan por ser derechas, esto quiere decir que se muestran en la misma dirección en la que se encuentra el objeto reflejado. Las imágenes son también simétricas, puesto que ubican al objeto en la misma distancia en la que se encuentra el espejo. Por último, la imagen que se percibe respeta el tamaño del objeto original. 

Esféricos: en éstos, el área que refleja la luz recibida se conforma como una parte de la esfera del espejo y que se separa del resto a través de un plano. Estos instrumentos cuentan entonces con un par de caras en forma de esfera. Dentro de esta categoría se identifican dos tipos, que son los cóncavos y los convexos:  

a) Cóncavos: mientras que en los espejos anteriores la luz se refleja a lo largo de toda la superficie, en los cóncavos lo hace sólo en la parte curva que se encuentra en su interior. Esta parte, por lo tanto, se ubica más alejada de la fuente de luz, la cual reflejan convergiéndola en un punto focal. Según la distancia que exista entre este espejo, también conocido como espejo convergente, y el objeto la imagen que refleje será distinta. Estos focos se caracterizan por desviar los rayos de luz que captan hacia un determinado foco. Uno de los efectos que originan estos instrumentos es aumentar la imagen que reflejan, es por ello que son muy útiles como instrumento de tocador. Además, son un componente clave de los telescopios. Debido a sus características, en este deben tenerse en cuenta tres elementos que lo componen. Por un lado, el eje óptico, el cual hace alusión al eje simétrico que se ubica en la superficie del espejo. Por otro lado, se habla del centro de la curvatura, que significa el centro de la esfera del espejo. Y, por último, el foco que es el punto al que arriban todos los rayos de luz y que son, justamente, paralelos al eje óptico que se mencionaba antes. Este es el punto por el cual algunos los denominan convergentes.

b) Convexos: se caracterizan por tener la zona reflectora en dirección a la fuente de luz. Esto se debe a que cuentan con una superficie curva, la cual es opuesta a la de los espejos cóncavos. Mientras que los anteriores son sumamente útiles para enfocar la luz, estos no sirven para ello ya que la reflejan hacia el exterior. A diferencia de los anteriores, los convexos, también conocidos como divergentes u “ojo de pez”, reflejan una imagen cuyo tamaño es inferior al del objeto original y se encuentra en el mismo sentido que el mismo. Esto hace que el campo visual que proveen sea superior, lo que los vuelve ideales para los espejos retrovisores de cualquier vehículo. También, los convexos son utilizados como elementos muy útiles de seguridad. Es muy común verlos en la parte superior de la pared de alguna esquina o pasillo, lo que le permite al transeúnte tener una mejor visión del lugar.

Caleidoscopio: este es un artefacto que permite al observador ver distintos motivos muy bellos y en movimiento. Para lograr este efecto, se introducen dos espejos dentro de un tubo. La disposición de los mismos debe conformar un ángulo de unos 60°. En un extremo del tubo se coloca una pequeña mirilla que permita observar y en el otro algún material transparente pero opaco que permita el paso de la luz. En el interior, se colocan objetos de cualquier tipo, desde papeles brillosos hasta piedritas de colores. Cuando la persona hace girar al caleidoscopio, los objetos comienzan a moverse, formando motivos e imágenes que son irrepetibles entre sí.

Paralelos: son en verdad dos de los lisos dispuestos en forma paralela, enfrentando sus caras reflectoras. De esta forma, el objeto que se refleja se debe ubicar en medio de ambos y permite reflejar los dos lados del mismo. Son muy útiles como elementos de tocador ya que le facilitan a la persona la tarea de peinarse.

Triple: como su nombre indica, estos instrumentos son en verdad tres espejos en uno y están dispuestos de forma tal que conforman un triedro trirrectangular. Pueden ser de suma utilidad en las estaciones de tren. Esto se debe a que los rayos de luz que reflejan retornan hacia un proyector que se coloca en la segunda estación y sólo los pueden captar los trabajadores que se ubican en la primera. Esto conforma un sistema de señalización sumamente utilizado.

Perfectos: se caracteriza por reflejar la luz con total perfección. A diferencia del resto de los espejos, no absorben la luz, como sí ocurre con el resto de las variantes. Esto es gracias a sus propiedades ópticas.

Dieléctricos: espejos como los dieléctricos tienen propiedades ópticas tan elevadas que se aproximan en gran medida a los perfectos. Ello se debe a que son fabricados con sustratos de cristal en los que se introducen una o más capas de lo que se denomina material dieléctrico. Estos materiales, se caracterizan por no contar, en sus estructuras, con electrones libres, sino que se encuentran fuertemente unidos al núcleo. Debido a sus características, logran reflejar la luz casi en un 100%.

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