Tipos de organizaciones


¿Qué es una organización?

A aquellas entidades que se crean con el objeto de alcanzar una determinada meta previamente establecida y que tienen en común una serie de valores e intereses se las conoce bajo el término de organización. Estas entidades funcionan a partir de la división del trabajo, es decir, que cada uno de los miembros debe cumplir una tarea específica, para que de esta manera de alcancen los objetivos estipulados.

Clasificación de organizaciones

Generalmente, las organizaciones son clasificadas tomando en cuenta diferentes criterios. Algunos de ellos son los siguientes:

Teniendo en cuenta la formalidad de las organizaciones, estas se clasifican de la siguiente manera:

Formales: este tipo de organizaciones se organiza a partir de procedimientos, normas, reglas, rutinas y directrices con el objeto de que las metas previamente establecidas sean alcanzadas. Todo esto que permite que se puedan repartir las diferentes actividades que sean necesarias para ello en diferentes áreas y asignarle funciones específicas a cada una de las personas que la integran.

Informales: en estas entidades, por el contrario, no existen medios oficiales pero sí informales que afectan a la comunicación a la hora de tomar decisiones y de controlar las diferentes áreas que forman parte de la organización en cuestión.

De acuerdo a la finalidad que tenga la organización, se diferencian los siguientes tipos de organizaciones:

Sin fines de lucro: estas organizaciones son las que se constituyen para cumplir una determinada función dentro de la sociedad, sin pretender con ello obtener algún tipo de ganancia económica por parte de sus dueños. La iglesia, los clubes deportivos, el ejército, las agrupaciones culturales y de beneficencia son algunas de las organizaciones que pueden ser consideradas como organizaciones sin fines de lucro.

Con fines de lucro: en este caso, a diferencia del anterior, el principal fin, e incluso a veces el único, es que los accionistas de la entidad obtengan ganancias o utilidades a partir de las actividades que realiza la entidad en cuestión. Dentro de estas organizaciones se pueden encontrar, entre otras, las organizaciones que ofrecen algún servicio específico, las industrias, las empresas que venden productos o los bancos y las financieras.

Se debe tener en cuenta que entre las organizaciones con y sin fines de lucro, la diferencia radica en que los aportes que recibe la segunda son destinados a alcanzar los fines para lo que fueron fundadas. En las que son con fines de lucro, en cambio, los aportes buscan obtener ganancias económicas, por lo que la actividad de la entidad es un mero medio para dicho fin y no un fin en sí.

También, las organizaciones pueden clasificarse teniendo en cuenta su grado de concentración. En estos casos, existen las siguientes variantes:

Descentralizadas: en estas entidades, el proceso de toma de decisiones no se concentra en un área específica de la misma, sino que esta depende de una cadena de mandos de diferentes jerarquías. Esta elección de descentralizar la toma de decisiones es una manera de alcanzar respuestas de mayor creatividad gracias a la intervención de personas que poseen diferentes conocimientos y que se desempeñan en distintas tareas. Es por esto que es una opción muy elegida en las organizaciones que se desempeñan en actividades que resulten poco previsibles y complejas.

Centralizadas: en estas entidades, por el contrario, son las áreas de mayor jerarquía las que se encargan de la toma de decisiones. En ellas, resultan contadas las veces en las que se delega esto a las áreas de menor autoridad.

Por último, las organizaciones se pueden clasificar en:

Funcionales: en entidades como estas, cada una de las áreas y el personal que las integra tiene una tarea específica, previamente asignada, que debe llevar adelante. Esto mismo ocurre con quienes ocupan los cargos superiores, por lo que en las autoridades también existen divisiones y especializaciones. Sumado a ello, las decisiones no se toman de manera centralizada, sino que existen canales de comunicación e intercambio que facilitan la toma en forma conjunta. Esto, si bien suele ser bien visto, puede generar ciertos inconvenientes, como por ejemplo, que no haya una autoridad del todo definida, lo que en muchos casos puede acentuar la competencia entre los compañeros de trabajo. Todo esto puede ser un caldo de cultivo para conflictos y pleitos entre los miembros del personal.

Lineales: estas organizaciones poseen una estructura bastante antigua y que se caracteriza por su sencillez. Estas son las organizaciones que se basan de las diseñadas la Edad Media, como por ejemplo los ejércitos y la iglesia de aquel entonces. En estas organizaciones existe una clara organización jerárquica en donde los que se ubican en la parte inferior deben responder a las órdenes de sus superiores. También, otro rasgo propio de las entidades lineales es que las decisiones son tomadas de manera centralizada, por parte de las autoridades superiores. Todas estas cualidades hacen que las organizaciones lineales resulten muy organizadas y controladas y en donde las medidas se implementan de forma sencilla y tranquila. De todas formas, esto puede tener un lado negativo, y es que hay poco margen para la creatividad y la innovación. También hay poca flexibilidad y los empleados suelen tener poca iniciativa y son más bien pasivos. Por otro lado, las autoridades superiores no suelen especializarse en una materia, sino que tienen cargos más generalistas y hay poco intercambio de mensajes con sus delegados.

Línea Staff: organizaciones como estas son la combinación de las dos variantes anteriores: lineales y funcionales. Si bien predominan los rasgos lineales, se combinan las características positivas de ambas, como por ejemplo, los canales de comunicación, la especialización de las tareas, la presencia de una jerarquía, entre otras. Todo ello fomenta el trabajo en equipo y de manera coordinada.

Comités: estas organizaciones están compuestas por una serie de individuos que reciben un determinado caso a partir del cual deben analizarlo en profundidad para a partir de ello delinear un proyecto de toma de decisiones. Los comités no son un área de la entidad que exista de forma permanente, sino que se crea ante determinadas situaciones y luego se disuelve. Los diferentes comités que se crean en una entidad pueden ir variando sus miembros, ya que estos se los elige en función del caso que deba ser analizado, por lo que se selecciona a los que más conocimientos tengan al respecto. Para que los comités sean eficientes no deben estar integrados por demasiadas personas, y deben poder trabajar en equipo y organizadamente, sino se convierte en una pérdida de tiempo y recursos.


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