Tipos de verduras


Llamamos familiarmente verduras a todas las hortalizas que son aptas para el consumo humano y forman parte de la dieta habitual de las personas. Este nombre se vincula con la palabra “verde”, aunque no todas las verduras son verdes.

Como componentes de la dieta las verduras son fundamentales, ya que aportan diversas vitaminas, numerosos  minerales, agentes antioxidantes y sobre todo fibra y agua, ambos  muy importantes para el adecuado funcionamiento del sistema digestivo. La fibra alimentaria no solo contribuye a regular el tránsito intestinal, evitando el estreñimiento, sino que también permite disminuir los niveles de colesterol. Además son de bajo contenido calórico, lo que colabora a evitar el sobrepeso, tan frecuente en los tiempos que corren.

Por otra parte,  por sus altos contenidos en sustancias antioxidantes (como beta  carotenos), las verduras previenen enfermedades cardiovasculares y eliminan toxinas y radicales libres, los cuales tienen relación con el desarrollo de enfermedades degenerativas.

Una limitación sostenida en el aporte de algunos de estos nutrientes, en particular en la infancia, predispone a la aparición y el desarrollo de algunas de las enfermedades que tienden a hacerse crónicas  en la edad adulta, como  la diverticulitis, el colon irritable, la osteoporosis y ciertas anemias. Muchas de las vitaminas que necesitamos no las podemos sintetizar los seres humanos, y aunque a menudo se requieren en mínimas proporciones, una  ingesta insuficiente de estas sustancias puede derivar en serios trastornos de salud. Los pediatras recomiendan consumir verduras y frutas por lo menos cinco veces por día.

Tipos de verduras

1) Una forma de clasificar a las verduras es en función de la parte de la planta que se consume. Atendiendo a este criterio, distinguimos entre:

  • Verduras de hoja: acelga, apio, lechuga, repollo, espinaca, endivia
  • Verduras de tallo: cardos, espárragos
  • Verduras de inflorescencia: coliflor, brócoli
  • Verduras de yema: repollitos de Bruselas
  • Verduras de brote: brotes de alfalfa, brotes de soja
  • Verduras de fruto: berenjenas, zapallitos, tomates, pimientos, zapallos, pepino, chauchas
  • Verduras de raíz: nabo, zanahoria, remolacha
  • Tubérculos (tallos subterráneos): papas, batatas, mandioca
  • Bulbos (tallos engrosados)cebolla, ajo
  • Legumbres: suelen considerarse al margen de las verduras tradicionales, se ubican allí las arvejas, las lentejas, los garbanzos, los porotos tradicionales, los porotos de soja. Todos ellos pueden consumirse enteros, como granos, o bien procesados como harinas. Aportan energía y gran cantidad de proteína y hierro.

2) Otro criterio es considerar el color:

  • Verduras verdes: encontramos aquí a todas las verduras de hoja y tallo. Aportan vitaminas, calcio, hierro, ácido fólico, hierro, proteínas y vitaminas, como la B9 o el ácido fólico, fundamentales en cualquier alimentación.
  • Verduras no verdes: encontramos aquí a las verduras rojas, como el tomate, la remolacha o el pimiento rojo, y a las anaranjadas, como la zanahoria o el zapallo. Estas son especialmente ricas en carotenos, pigmentos que el cuerpo luego convierte en vitamina A, y también en vitamina C.

3) Otro, es considerar el aporte de carbohidratos que realizan. Tenemos así:

  • Verduras ricas en carbohidratos: aportan una buena proporción de la energía requerida, porque contribuyen con 30 o más calorías cada 100 gramos. Es el caso de la papa o la remolacha azucarera.
  • Verduras pobres en carbohidratos: aportan 30 o menos calorías cada 100 gramos. Es el caso de la lechuga, el apio, la acelga. Esto las hace ideales para quienes quieren perder peso.

4) Otro elemento que se puede considerar es el uso culinario; y en función de eso hay:

  • Verduras aptas para consumir crudas: son aquellas relativamente tiernas; es importante en estos casos asegurar un buen lavado, para descontaminarlas.
  • Verduras que requieren cocción: son las más fibrosas o las que tienen ciertos componentes que las vuelven muy amargas; hay que tener en cuenta que las cocciones prolongadas les restan valor nutritivo, por lo que se recomienda la cocción al vapor toda vez que esta sea posible.


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