Tipos de hojas


¿Qué es una hoja?

Dentro de la botánica, el término hoja alude a aquella parte de la planta que se encarga de la fabricación de las sustancias que le sirven para nutrirse. Además de esto, las hojas, que suelen ser de color verde, son las que efectúan la respiración. Con su forma aplanada, este órgano que surge del tallo de la planta se encarga del proceso de fotosíntesis.

Se pueden identificar los siguientes tipos de hojas:

Cotiledones: hojas como estas son las primeras en surgir del tallo y lo hacen en la base del mismo, aunque en algunos casos no alcanzan a salir de la superficie de la tierra. En la mayoría de los casos, el período de vida de estas hojas, también conocidas bajo el nombre de embrionales, tiende a ser bastante acotado.

Primordiales: estas hojas se ubican más arriba que las anteriores en el tallo y nacen en aquellas plantas que tienen poco tiempo de vida.

Nomófilos: en la extensión del tallo, estas hojas se ubican por encima de las anteriores, y se hacen presente a lo largo de toda la vida de la planta. Estas hojas, también conocidas como vegetativas, son las que adquieren características propias, lo que permiten identificar a las distintas variedades de plantas, gracias a su especificidad. En algunos casos, una misma planta puede contar con más de una variedad de nomófilos.

Preflorales: estas hojas son las que anuncian, a partir de las modificaciones que padecen su forma y color, el paso del estado vegetativo al floral de la planta. Dentro de estas hojas se pueden identificar dos grupos. Por un lado las bractéolas, que son aquellas hojas que se desarrollan sobre uno de los ejes laterales. Por otro lado, se encuentran las brácteas, que son aquellas que se desarrollan en un eje principal.

Profilos: en el eje lateral de los brotes, estas son las primeras en originarse y pueden estar acompañadas por otras hojas, generalmente, nomófilos.

Florales: hojas como estas son las que forman parte del órgano floral.

Teniendo en cuenta el limbo, las hojas se clasifican de la siguiente manera:

Compuestas: en estas hojas, su limbo se encuentra separado en varios fragmentos, los cuales desembocan en el nervio central. Cada uno de dichos fragmentos se los denomina foliolos.

Simples: a diferencia de las anteriores, estas hojas cuentan con un único limbo, sin que presente separaciones o que bien, si las tiene, no se extienden hasta el nervio central de la hoja.

De acuerdo al margen que presenten, las hojas se clasifican en:

Lobuladas: en estas hojas, su margen cuenta con salientes y entrantes cuyos extremos se encuentran redondeados.

Dentadas: los bordes o márgenes de estas hojas se caracterizan por tener dientes de tamaño reducido, de allí su nombre.

Aserradas: estas son similares a las anteriores, sólo que los dientes se encuentran algo torcidos, por lo que adquieren forma de sierra.

Enteras: los márgenes o bordes de hojas como estas se caracterizan por ser alisados, y sin ningún tipo de entrante o saliente.

Onduladas: las entradas que tienen estas hojas se caracterizan por estas suavemente onduladas, de allí su nombre.

De acuerdo a su nervadura, las hojas se clasifican en:

Palminervias: en estas hojas, sus nervios parten desde el centro y se distribuyen hacia los extremos de forma expandida. Esto hace que adquieran forma similar a la palma de una mano, con sus dedos bien estirados, de allí su nombre.

Peninervias: estas hojas cuentan con un nervio principal o central del que se desprende el resto de los nervios, que son de menor longitud.

Paralelinervias: los nervios de estas hojas, en cambio, se desarrollan de forma paralela, es por esto que la hoja son alargada y más bien en forma de cinta.

Tomando en cuenta el peciolo, se identifican las siguientes variantes:

Sésiles: hojas como estas carecen de pecíolo, por lo que el limbo se origina directamente desde la rama en la que crecen.

Pecioladas: en oposición a las anteriores, estas hojas sí cuentan con pecíolo, que es el que vincula a la hoja con la rama. La longitud del pecíolo puede variar, de acuerdo a la planta.

Teniendo en cuenta la morfología de su limbo, las hojas se clasifican de la siguiente forma:

Lineal: estas hojas tienen forma de cinta puesto que su limbo es alargado y angosto.

Oval: como su nombre indica, el limbo de estas hojas tiene forma ovalada.

Sagitada: estas hojas tienen en su limbo algo similar a tres picos, los que le otorgan forma de alabarda, aquella arma antigua.

Acicular: las hojas como estas tienen un limbo extremadamente delgado y alargado, lo que le da forma de aguja.

Lanceolada: el limbo de estas hojas tiene forma triangular o de lanza, de allí su nombre.

Elíptica: como su nombre indica, las hojas como estas poseen un limbo con forma de elipsis.

Según la ubicación que tenga la hoja en el tallo, existen las siguientes variedades:

Basales: estas hojas son las que se desarrollan en la parte inferior del tallo, a una distancia muy cercana del suelo.

Opuestas: estas hojas crecen en pares, aunque en posición opuesta, en un mismo nudo.

Connatas: hojas como estas carecen de pecíolo y se ubican en oposición a otras iguales a ellas, por lo que se asemejan a las anteriores.

Alternas: cada hoja de estas requiere de un nudo para desarrollarse. Además, en relación al resto, se van disponiendo de forma opuesta, cada cierta distancia, de allí su nombre.

Verticiladas: hojas como estas siempre crecen en grupos y se caracterizan por hacerlo en torno al tallo de la planta, conformando una especie de aro.


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