Tipos de créditos


Del latín creditum, los tipos de crédito podría ser definido como “cosa confiada” aunque comúnmente se lo utiliza para hacer alusión al préstamo de una determinada suma de dinero que luego, la persona que la recibió, debe devolver pagando un porcentaje extra por ello. En todo crédito existen dos partes: por un lado el acreedor, que es aquel que otorga el crédito y que, por lo tanto, es quien tiene el derecho a recurrir a diferentes vías legales para exigir el pago del dinero prestado en caso de que surjan inconvenientes. Por otro lado, el cliente, que es aquel que se ve beneficiado con un crédito, el cual se compromete a devolver en determinado tiempo y forma.

Los créditos pueden ser clasificados teniendo en cuenta diferentes criterios, algunos de ellos son los siguientes:

Tomando en cuenta su utilización, los créditos pueden ser clasificados de la siguiente manera:

Bancario: esta clase de créditos tienen el objetivo de financiar actividades ya sean de producción, promoción o comercialización de diferentes bienes o servicios. Como su nombre indica, esta clase de créditos son los otorgados por bancos, tanto nacionales como internacionales, y son recibidos por personas jurídicas o físicas, dependiendo los casos.

Al consumidor: en este caso, el crédito consiste en la entrega de un determinado servicio o producto a un consumidor final, con el compromiso de que este haga el pago, en un determinado período de tiempo, y muchas veces con una tasa de interés previamente acordada. Gracias a estos créditos se logra fomentar el consumo de forma significativa puesto que resulta una buena opción tanto para el comprador como para el vendedor.

De inversión: créditos de este tipo son los que se efectúan a corto o mediano plazo con el objetivo de que, aquel que los reciba, adquiera con él bienes que le sean útiles para concretar un proyecto o un proceso de producción, como pueden ser maquinarias, infraestructura o insumos, entre otros. Gracias a estas sumas de dinero, que suelen ser recibidas por entidades financieras o bancos tanto internacionales como nacionales, es que se pueden emprender proyectos de distintas envergaduras, que requieran una suma de dinero inicial para invertir en todo aquello que resulte necesario. Quien accede a este tipo de crédito tiene en mente devolver la suma de dinero adquirida a partir de las ganancias obtenidas una vez que el proyecto se pone en marcha. Se supone que aquella entidad que otorga el crédito también confía en que el proyecto será redituable, para de esta forma garantizarse la recuperación del dinero prestado.

Entre comerciantes: como su nombre indica, estos tipos de créditos son los que se otorgan entre los propios comerciantes, con el objeto de expandir e incrementar su producción mutuamente. Puede ocurrir que una de las empresas que participe en estos créditos sea el productor, fabricante o proveedor de un determinado bien o producto, mientras que la otra empresa sea una distribuidora, mayorista o fabricante que requiera alguno de los insumos que produzca la otra empresa. De esta forma, una de las empresas se compromete a devolver la suma de dinero en un lapso de tiempo establecido y ambas obtienen beneficios, ya que una precisa de la otra para poder operar.

Dependiendo de los fines del crédito, estos se dividen en:

Para la vivienda: como su nombre indica, estos son los que solicitan tanto personas jurídicas como naturales que desean adquirir una vivienda que sea propia. El dinero recibido puede ser destinado a la compra de un terreno, a materiales de construcción, mano de obra o incluso para adquirir una vivienda hecha o a medio hacer, o para refaccionar o agrandar la propia, dependiendo los casos. A la hora de pedir estos créditos los bancos o entidades financieras suelen exigir una serie de requisitos para garantizarse que los clientes devolverán el dinero recibido. Entre los requisitos se puede incluir tener un determinado ingreso o encontrarse en determinada condición laboral. Los créditos para la vivienda además, se caracterizan por devolverse en cuotas que sean acordes a los salarios de los clientes y suelen pagarse durante varios años, incluso décadas.

Para PYMEs: son los que solicitan las pequeñas o medianas empresas que tienen cierta trayectoria o bien, que intentan insertarse en el mercado. El dinero que solicitan estas empresas puede ser destinado a la compra de insumos, maquinaria, infraestructura, servicios o para financiar la producción o logística.

Para el consumo: créditos como estos son los que solicitan las personas naturales cuando no cuentan con el dinero suficiente para costear algún bien o servicio. Gracias a estos créditos, muchas personas que viven de su salario pueden destinar una parte del mismo para saldarlo, mes a mes, y al mismo tiempo acceder a un auto o un viaje que de otra forma no podrían pagar.

Empresariales: como su nombre indica, estos son los créditos que solicitan las empresas a entidades financieras o bancos nacionales o internacionales, con el objeto de financiar sus actividades. El dinero recibido puede ser destinado a infraestructura, insumos, maquinaria, entre otros fines. Se debe tener en cuenta que estos créditos pueden ser solicitados por aquellas empresas que recién se crean o bien, para las que hace tiempo que existen pero que requieren sumas de dinero porque desean expandirse o invertir. Las sumas de este tipo de préstamos pueden ser menores o significativas, dependiendo los fines del mismo.

Microcréditos: consiste en una pequeña suma de dinero que solicitan las personas jurídicas o naturales que desean comenzar un pequeño emprendimiento. Se tratan de sumas reducidas por el hecho de que la actividad en sí no requiere demasiada inversión para ponerse en marcha, como por ejemplo una persona que pretende iniciar la actividad de costurera desde su casa y simplemente necesita dinero para comprarse una máquina de coser, algunas telas y otros materiales como hilos o tijeras. Estos créditos suelen ser solicitados por personas de bajos recursos, que intentan armar su propio emprendimiento, por lo que las tasas suelen ser muy bajas e incluso insignificantes.

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